sábado, 24 de diciembre de 2016

Pez en el canasto

La muy errónea lectura de EM sobre la quedada secesionista vivida en el Parlament catalán ayer.
Aquí.
Pensar que la nueva táctica moderantista sustituye a la estrategia rupturista encubierta es no haber entendido nada.

Pero lo peor y más torpe es pensar que las aparentes divisiones en el frente secesionista van a beneficiar a los constitucionalistas. Ni por pienso.

En cuanto que el Gobierno del Estado diga No al referéndum "pactado" (y al no "pactado"), quedará expedita la avenida para la consulta ilegal.
Pero esta vez no será otro 9-N más, en eso tiene razón Colau. Será otra cosa, porque esta vez irán a votar también los de Colau y muchos electrones libres del PSC y mucho tercerista descarriado.

En cuanto se alcance un quórum de participación del 50% en dicha consulta y a poco que haya observadores internacionales (el Sí a la independencia es incuestionable y superará el 80% como mínimo), el "peix" estará en el "cove". Y la comunidad internacional tendrá la foto que los secesionista quieren que tenga.

La línea editorial que confunde deseos con realidades presagia la lenta muerte de los peces, eso que cantaba Serrat.

Colau, quien dice cuando se le pregunta que votaría Sí a la independencia, no es que quiera ser la primera presidenta de la Generalitat, es que quiere serlo para ser la Presidenta de la República catalana... si no puede serlo de la española, que también.

Un Gobierno serio debería convocar un pleno en la Cortes para plantear un reforma constitucional que permita duras y estrictas y tasadas consultas secesionistas, tal vez incluso a dos vueltas, como se planteó en Canadá en los años 80:  primero en la C.A. en cuestión y luego en todo el Estado si la primera consulta arrojase un claro Sí a la secesión (más del 50% de quórum y un 55% de Sí ala independencia), y prepararse para ganar esas consultas en las que deberían votar el máximo de catalanes, no sólo los independentistas y afines.

Otra opción es innovar y plantear referéndums de expulsión para la CCAA díscolas, marcando así la vía a la UE, que a su vez debería plantearse expulsar a algunos de los Estados Miembros por incumplimiento de las condiciones de "membresía".


El principio romano de no quedar nadie obligado a permanecer en la cosa o casa común ha de prevalecer, malgré tout. Pero el derecho a expulsar al incumplidor debería introducirse.